brown105_FABRICE COFFRINIAFP via Getty Images_who Fabrice Coffrini/AFP via Getty Images

Empoderemos al Acuerdo sobre pandemias

EDINBURGO – La pandemia de la COVID-19 nos dejó varias lecciones, muchas de ellas con un costo elevado. Una de las principales fue que, a pesar de haberlo ensayado durante años, el mundo no estaba preparado para el brote rápido de una nueva enfermedad infecciosa.

Los países les fallaron a sus ciudadanos... pero la respuesta mundial fue aún más inadecuada: estuvo marcada por una imperdonable ausencia de cooperación y coordinación, y un feo nacionalismo —que incluyó el acaparamiento de vacunas, y codicia por parte de los países occidentales, que se negaron a compartir información, agentes patógenos y terapias—. Diría que fue una respuesta —usando una palabra que podría resultar anticuada y ha perdido popularidad en ciertos ámbitos— pecaminosa.

La abrumadora lección, que aprendimos por las malas, es que nadie está seguro hasta que todos lo están. ¿Se podría haber evitado la ola de contagios por la segunda variante ómicron si se hubiera vacunado más rápidamente a los habitantes del Sur Global? No hay forma de saberlo, pero sí sabemos que la cooperación internacional es incompatible con el nacionalismo, la xenofobia y las nuevas formas de colonialismo. Necesitamos un tipo de globalización que funcione para todos, porque aunque el mundo pueda estar profundamente fracturado, todos, inevitablemente, dependemos unos de otros.

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